Murió un adolescente "tragado" por la tosquera
Fue en González Catán, durante la tarde del sábado. La víctima tenía 14 años y "desapareció" al resbalar y caer en la tosquera. La madre le había pedido que no fuera a jugar con sus amigos ahí. 24CON, testigo circunstancial de una historia que se repite en silencio, verano a verano
El hecho sucedió la tarde del sábado, a las 17, en una tosquera de González Catán, ubicada a 2 kilómetros de la Ruta 21 y detrás del barrio “Las Casitas”. La víctima, Gabriel Pimienta de 14 años, se encontraba nadando con sus amigos dentro de la ciénaga, cuando se resbaló y fue absorbido dentro del pozo.
Durante la jornada del sábado, un periodista de 24CON recorrió la tosquera buscando testimonios que certificaran que ese lugar, pese a su altísimo nivel de peligrosidad, era lugar de encuentro para "veraneantes" que lo convertían en una improvisada y mortal playa.
Cerca de las 17, el cronista escuchó los gritos y se acercó al tumulto. Allí se encontró con la noticia desoladora: “Estábamos nadando y desapareció. Se lo tragó para adentro”, detalló un amigo de la víctima a 24CON. El niño estaba pasando la tarde junto a sus amigos en un lugar muy recurrido por los vecinos para refrescarse en los días de calor. La madre de Pimienta le había advertido, minutos antes que saliera de su casa, que no fuera a la tosquera. "Si te ahogás, no te voy a ir a buscar", amenazó -enojada.
Los ocasionales testigos reconocieron que ese tipo de accidentes es normal en la tosquera. Es más: si no fuera por la acción de la cronista de este diario, nadie hubiera llamado al 911 pidiendo ayuda. La mayoría de ellos no tenían celulares y compartían la certeza de que ese cuerpo no saldría a flote en el resto de la jornada-.
Al percatarse de lo sucedido, algunos de los presentes intentaron rescatar el cuerpo –ya sin vida- del niño con un palo, pero, debido a la gran profundidad de la tosquera, los esfuerzos fueron inútiles. 20 minutos más tarde, la policía arribó al lugar, alertados por el 911. Inmediatamente, los efectivos llamaron a los bomberos para que el servicio de buzos logre hallar el cuerpo del pequeño.
Al respecto, uno de los uniformados reveló a este medio que “todos los días sacamos chicos que andan nadando en las tosqueras, pero nos damos vuelta y se vuelven a meter. Se nos hace imposible controlarlo”.
Gabriel no es la primera vida que se cobran estas verdaderas trampas mortales: dos amigos corrieron la misma suerte años atrás.