Historia de vida
"Manipularon mi emoción"
Testimonio de un director de teatro que descubrió la "trampa", a pesar de casi caer en ella
“Mi experiencia en la Practica de la Medicina Preventiva, como ellos la llaman, fue muy triste y, a la vez, fue todo muy dinámico. El primer día, en realidad noche ya que eran las 1.30 de la madrugada del sábado, yo estaba a 2 cuadras de la estación de Quilmes, hasta el momento viviendo la apasionante experiencia de vida. Claro que ahora que lo pienso yo vivo en San Justo y llegué a casa como a las 2.30. Fui por autopista y a 130 km, con toda la euforia y excitación, tanto que no podía parar de hablar. Mi familia dormía, pero yo no podía parar y eso que debía despertarme a las 7.00 para llamar por teléfono a mi "SIMO", como luego me enteraría que seria su nombre de Guerra. El sábado comenzó nuevamente con Lerner y Odisea 2001 y empezaron los relatos y ejercicios, y también las lágrimas. Era cada vez más una regresión y un camino de ida hacia la exposición de relato de toda nuestra vida. Obligaban a todos mediante un sutil juego de palabras a que repasen su infancia y se carguen de una supuesta ""mochila" de problemas que nunca quisimos reconocer.
Soy maestro de actores y conozco bien los que es psicodrama. Es esto lo que hizo el "doctor" con algunos participantes. Pero a diferencia mía, el los deja sumergidos en el dolor de la angustia que logra recrearle a través de este método, y el muy hijo de puta no deja que se cierre el telón y aparezcan los actores a saludar. Él, mediante tanto dolor, ahoga a su víctima diciéndole que se abra, el resto uno por uno va a darle un abrazo, no olvidemos que Lerner siempre suena pero en esta oportunidad, es una música tipo TITANIC, lo cual es emotivo para todos menos para dos: él y yo.
Su mirada hacia mi persona es constante, hiriente, con el dedo acusador de que le estoy cagando el negocio. Pero lo que el no sabe es que por momentos logra embaucarme.
A la tarde, luego del almuerzo, empiezan uno por uno a relatar sus vidas. Es realmente muy triste y asombroso a la vez ver que tanta gente tenga tanto dolor encima. Parecía que a todos los habían lastimado recién, ya que los relatos se hacían en tipo presente y cada uno vivía con mucho sentimiento su tragedia.
Fue muy fuerte todo este tiempo. Padres abandónicos y golpeadores, madres alcohólicas, desencuentros familiares, sida, violaciones entre hermanos y entre padres e hijas, muerte de hijos. Todas las miserias humanas estaban ahí.
A mi no me conmovía nada, todos lloraban menos yo, y eso me hacia pensar que era un insensible, pero estaba entero. El domingo, luego de pretender que llame al SIMO, (no simio), y que no hable por una hora llegamos nuevamente a las diez, con Lerner y odisea, el reloj en la cajita, y las lágrimas. La famosa represión de padre - hijo es un trabajo donde pude ver sus dotes de actor, si ahora era el quien lloraba al relatar él mismo, poniéndose en el lugar de todas nuestras angustias. Lloró casi dos horas porque el relato era en primera persona y nosotros con los ojos cerrados siendo hijos o padres según el turno.
Manejó las angustias de la gente con mucha habilidad y luego del último ejercicio llamado “El Túnel”, terminamos amándonos los unos y los otros, me abrazaron, me dijeron que era el mejor director, que yo podía derramar también mis lágrimas y que debía regalarle a mi gente esta maravillosa experiencia, que no debía ser egoísta y que mi familia debía estar ahí, claro pagando 250 pesos. Entonces, nos dan las invitaciones a repartir, y nos prometemos mutuamente ser un grupo fuerte y unido. Hoy me pregunto de dónde salió toda esta gente que me quiere tanto, cómo es que dicen que soy el mejor director si nunca vieron mis obras, por qué la gente que formó parte del grupo relató, con mucha rabia, dolores que les pasaron hacen 30 años como si hubieran sido ayer. Mucho rencor hubo y yo no estaba dispuesto a reclamarle a mi madre de 87 años el porqué no me prestó atención cuando alguna vez le conté algo, ni mucho menos el ir a la tumba de mi papa a putearlo por esta vida que me dio.
Mi vida es maravillosa, estoy orgulloso de mi familia y es el pilar de mi sostén, como lo es también mi pasión por dirigir teatro. La vida me regaló la mejor de las recetas para sentirme bien, y es mi familia. Esta gente lo primero que hace es alejarte. Encima, casi involucro a mi propia hija y su amiga en esto.
A la persona que me llevó le tengo mucho afecto. Ella ya está en un tercer nivel, o sea, está metida hasta las manos. Yo participe de un seminario de tres días sin saber adónde me metía. Esta gente manipula las emociones y el dolor de las personas, al punto de hacerles creer lo que no es. Hay un juego constante y es verdad sobre los "Códigos" que manejan: no hablar de lo que se hace, no usar reloj, manejarse siempre en mini grupos y hacerte sentir que sin ellos "No Podemos".
Soy maestro de actores y conozco bien los que es psicodrama. Es esto lo que hizo el "doctor" con algunos participantes. Pero a diferencia mía, el los deja sumergidos en el dolor de la angustia que logra recrearle a través de este método, y el muy hijo de puta no deja que se cierre el telón y aparezcan los actores a saludar. Él, mediante tanto dolor, ahoga a su víctima diciéndole que se abra, el resto uno por uno va a darle un abrazo, no olvidemos que Lerner siempre suena pero en esta oportunidad, es una música tipo TITANIC, lo cual es emotivo para todos menos para dos: él y yo.
Su mirada hacia mi persona es constante, hiriente, con el dedo acusador de que le estoy cagando el negocio. Pero lo que el no sabe es que por momentos logra embaucarme.
A la tarde, luego del almuerzo, empiezan uno por uno a relatar sus vidas. Es realmente muy triste y asombroso a la vez ver que tanta gente tenga tanto dolor encima. Parecía que a todos los habían lastimado recién, ya que los relatos se hacían en tipo presente y cada uno vivía con mucho sentimiento su tragedia.
Fue muy fuerte todo este tiempo. Padres abandónicos y golpeadores, madres alcohólicas, desencuentros familiares, sida, violaciones entre hermanos y entre padres e hijas, muerte de hijos. Todas las miserias humanas estaban ahí.
A mi no me conmovía nada, todos lloraban menos yo, y eso me hacia pensar que era un insensible, pero estaba entero. El domingo, luego de pretender que llame al SIMO, (no simio), y que no hable por una hora llegamos nuevamente a las diez, con Lerner y odisea, el reloj en la cajita, y las lágrimas. La famosa represión de padre - hijo es un trabajo donde pude ver sus dotes de actor, si ahora era el quien lloraba al relatar él mismo, poniéndose en el lugar de todas nuestras angustias. Lloró casi dos horas porque el relato era en primera persona y nosotros con los ojos cerrados siendo hijos o padres según el turno.
Manejó las angustias de la gente con mucha habilidad y luego del último ejercicio llamado “El Túnel”, terminamos amándonos los unos y los otros, me abrazaron, me dijeron que era el mejor director, que yo podía derramar también mis lágrimas y que debía regalarle a mi gente esta maravillosa experiencia, que no debía ser egoísta y que mi familia debía estar ahí, claro pagando 250 pesos. Entonces, nos dan las invitaciones a repartir, y nos prometemos mutuamente ser un grupo fuerte y unido. Hoy me pregunto de dónde salió toda esta gente que me quiere tanto, cómo es que dicen que soy el mejor director si nunca vieron mis obras, por qué la gente que formó parte del grupo relató, con mucha rabia, dolores que les pasaron hacen 30 años como si hubieran sido ayer. Mucho rencor hubo y yo no estaba dispuesto a reclamarle a mi madre de 87 años el porqué no me prestó atención cuando alguna vez le conté algo, ni mucho menos el ir a la tumba de mi papa a putearlo por esta vida que me dio.
Mi vida es maravillosa, estoy orgulloso de mi familia y es el pilar de mi sostén, como lo es también mi pasión por dirigir teatro. La vida me regaló la mejor de las recetas para sentirme bien, y es mi familia. Esta gente lo primero que hace es alejarte. Encima, casi involucro a mi propia hija y su amiga en esto.
A la persona que me llevó le tengo mucho afecto. Ella ya está en un tercer nivel, o sea, está metida hasta las manos. Yo participe de un seminario de tres días sin saber adónde me metía. Esta gente manipula las emociones y el dolor de las personas, al punto de hacerles creer lo que no es. Hay un juego constante y es verdad sobre los "Códigos" que manejan: no hablar de lo que se hace, no usar reloj, manejarse siempre en mini grupos y hacerte sentir que sin ellos "No Podemos".