Un fantasma sin rostro aterroriza a Rosario
“Yolanda”, según la llaman, se pasea por el palacio de gobierno. “Dejen la luz prendida”, pidió.
Lucio Montenegro es un agente de seguridad que trabaja para la Municipalidad de Rosario, y es el protagonista de una historia que mantiene bajo estado de conmoción y perplejidad a toda la ciudad santafesina. Durante aquella recorrida de feriado se encontró en el baño del predio con el fantasma de una mujer sin rostro.
“Soy Yolanda, decile al sereno que deje la luz prendida”, contó el testigo que le dijo el espectro, según publicó Diario Popular. Pero el misterioso episodio no termina con la anécdota. Hasta el propio intendente rosarino, Miguel Lifschitz, reconoció que “la leyenda existe”, y comentó que “otras personas dijeron que también la han visto, aunque yo no lo he visto nunca y no creo en los fantasmas”.
Según relató el agente Montenegro, durante el feriado solicitó autorización para ir al baño. Así, subió al primer piso de la Municipalidad y mientras orinaba, asegura que vio y escuchó el espectro de una mujer sin rostro. Según contó, el fantasma le dijo: “Soy Yolanda, decile al sereno que deje la luz prendida”. “No puedo explicar la sensación que sentí, no sé si era frío, calor, miedo, si eran ganas de llorar o gritar. No sé si fueron segundos pero para mí fueron horas eternas”, relató el inspector.
Tras conocerse el extraño episodio otras personas aseguraron que no era la primera vez que escuchaban o pasaban cosas extrañas en el edificio. En ese sentido, el intendente Lifschitz manifestó: “Son cosas que se comentan. Es una leyenda que existe y que ahora se ha visto amplificada”.
Otro empleado, identificado como Ramón, contó que hace unas semanas dos mayordomos fueron a trabajar un sábado a la mañana porque el intendente Lifschitz recibía visitas. Dijo que llegaron temprano y mientras esperaban que se calentara la máquina de hacer café, se sentaron en unos sillones ubicados en el primer piso frente al salón Carrasco. Luego de unos minutos de charla, los empleados vieron que las cortinas de la enorme puerta se movían hacia ambos lados. Cuando abrieron la puerta, todo estaba en orden, no había nadie y las ventanas estaban cerradas.
"Son cosas que hay que tomarlas como vienen, y cada uno le da la interpretación que quiere. La historia existe desde hace muchos años y hay otras personas que dicen que también la han visto", expresó Lifschitz, citado por Diario Perfil. "En otras oportunidades dicen haberla visto, a mí no me consta y no quiero generar ningún temor en nadie pero son de las cosas que se comentan", finalizó el jefe comunal. Desde el lunes, hay empleados que ahora trabajan con crucifijos en las manos.
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24 de junio de 2011