|
Tocó timbre varias veces. Nadie atendía el 4º C de Alvear al 138. Era miércoles por la mañana y la empleada doméstica debía comenzar a trabajar. Tampoco nadie respondía el teléfono. Preocupada, llamó a la hermana de su “patrón”, que a los pocos minutos llegó con su pareja. Tenían un juego de llaves del edificio. Abrió la puerta, entró, y se encontró con el horror: Pablo Hasan, el imitador más famoso del Potro Rodrigo, yacía muerto en la habitación. Vivía solo y se había suicidado de un tiro en la cabeza.
Cerca de las 9:30, ese 30 de marzo, fue un caos. De inmediato llamaron al 911 y de allí derivaron la urgencia a la comisaría 2º de Ramos Mejía. “Hacía dos o tres días que sus familiares no tenían noticias de él, según informaron los propios testigos”, dijo a 24CON el subcomisario Ramírez de esa dependencia. Por eso se sospecha que el cuerpo inerte de Hasan podría haber permanecido varias horas en el lugar, sin que nadie se percatara… sin que nadie, llamativamente, haya escuchado un mínimo ruido.
La entrada del edificio ubicado en la calle Alvear al 138, Ramos Mejía (Foto 24CON) |
“Se pegó un tiro Pablito”. La noticia fue cayendo como un rayo por los reductos culturales de La Matanza. Es que “al doble de Rodrigo” (ese que había tenido el visto bueno de la mamá del Potro, Beatriz Olave) lo conocía todo el mundo: era actor, profesor y director de teatro para chicos, lógicamente, trabajaba y vivía de sus shows como cantante.
“Profesionalmente le iba bien. Era una persona muy creativa que siempre estaba generando proyectos. Alquilaba su casa, tenía sus cosas”, dijo a 24CON Germán Galeano, director de la Casa de la Cultura de Ramos Mejía, centro donde Hasan se había formado desde pequeño y donde actualmente dictaba talleres de actuación infantil los sábados.
¿Por qué tomó esa trágica decisión? ¿Qué ocurrió minutos antes del suicidio? Sólo hay suposiciones e indicios. Lo cierto es que Pablo estaba bajo tratamiento psiquiátrico. Hasta en el último tiempo le habían quitado una de las dos medicaciones que tomaba. Presuntamente, se habría recuperado de sus adicciones a las drogas, pero así y todo le aquejaba un dolor profundo: sufría depresión.
Pablo junto al Grupo Ramos Mejía, que él mismo dirigía. Los talleres para chicos se seguirán dictando los sábados en la Casa de la Cultura de dicha localidad y estarán a cargo de sus ayudantes. |
“La luz de sus ojos eran sus hijas mellizas de 9 años y su ex mujer, porque tenía muy buena relación con ella”, confesó Galeano, quien conocía a Hasan desde los 12 años. “Teníamos un vínculo casi familiar”, agregó consternado.
En la escena del suicidio, un dato habría llamado la atención de los investigadores. Según trascendió, su computadora personal aún estaba encendida. Aún más exhaustivo, se presume que habría cometido un llamado telefónico minutos antes de que la bala atraviese su sien. ¿A quién llamó? Es un enigma que aún investiga la Justicia, que secuestró todas las pruebas. En cuanto al arma con la que efectuó el disparo, Hasan la habría comprado tiempo atrás para uso y defensa personal, la había registrado en el RENAR y contaba con toda su documentación.
En el caso abundan los enigmas, el misterio y, sobre todo, muchas preguntas sin respuestas. Porque familiares, conocidos y amigos de Pablo aún no lo pueden creer. Sus pequeños alumnos, menos. En su círculo íntimo nadie comprende por qué se mató y, más que nada, nadie sabe qué fue lo que motivó su decisión.
La persona detrás del personaje.
Hasan estudió en el Colegio Don Bosco de Ramos y desde chico cursó actuación y canto. Por su parecido con el cantante Rodrigo Bueno, en 2000 creó "Cuarteteando", un show tributo al fallecido cuartetero, con el que llevaba realizadas unas 650 presentaciones. Es más, en este verano hizo temporada en la Confitería Luz y Fuerza de San Bernardo, y hasta pensaba realizar un espectáculo gratis a fines de junio, para homenajear un nuevo aniversario de la muerte del Potro.
7 de abril de 2011
Notas Relacionadas:
Realizaba tributos al cuartetero y Beatriz Olave lo consideraba el mejor imitador de su hijo.