Una historia corta nórdica que se encuentra en el Libro de Flatey narra la particular visita que el Rey Olaf IIhizo a una familia, el monarca se encontraba esperando la comida cuando una mujer anciana entró con un objeto sagrado en las manos y lo colocó en el regazo del padre de la casa. El rey quedó sorprendido cuando por fin pudo ver qué era el cuerpo divino, se trataba de un pene de caballo.
Esta narración medieval demuestra que en el pasado el pene era un símbolo divino y venerado. Existen figuras fálicas que tienen 28 mil años de antigüedad, es en Egipto donde podemos observar uno de los primeros ejemplos. En esta cultura, Min era un dios asociado a la fertilidad, a la virilidad y a aspectos relacionados con Horus; generalmente se representaba con una erección y se organizaban festivales en su honor cuando comenzaban las temporadas de cosecha. Por si fuera poco, Min también era relacionado con la sexualidad masculina y se creía que ayudaba a los hombres a tener hijos.
En la antigüedad clásica
En la Grecia clásica se encuentra Dionisio, dios del vino y la festividad, generalmente era adorado como una divinidad de la fertilidad y en su honor se realizaban procesiones fálicas, donde todos se vestían con sus mejores prendas y joyas, para iniciar los festejos se sacrificaba a una cabra y después salía una procesión encabezada por un falo gigante sobre una plataforma.
Este simbolismo también se puede observar con uno de los supuestos hijos de Dionisio y Afrodita: Príapo. Esta deidad menor era representada como un hombre con un pene sumamente grande y era adorado por las bendiciones que daba a la vegetación. Algunas tradiciones cuentan que Príapo fue resultado de una infidelidad y era para castigar este acto lo condenó a tener una erección permanente.
Incluso en Oriente
En oriente también existen muestras de este tipo de veneraciones, en Komaki, Japón cada año se celebra el H?nen Matsuri, un festival dedicado a la fertilidad donde la atracción principal es la procesión al rededor de un enorme falo de 280 kilogramos y 2.5 metros. A la gran figura se le suman mujeres de 32 años que cargan falos de madera, según la tradición esta caminata es de gran ayuda para casarse y tener hijos.
Por otra parte, desde hace más de dos mil años en los templos hindús dedicados a Shiva se encuentra un objeto sagrado que simboliza a un pene. Se trata del Lingam, representa a Shiva como control de todos sus sentidos y su suprema renuncia carnal, el falo erecto se convierte en el símbolo del dios debido a que contiene la semilla creadora del universo y es a partir de ella como actúa. El Lingam también está integrado por una base que evoca a Shakti, la unión de estos dos elementos es muestra que el origen del universo nació a partir de la unión del órgano femenino y el masculino.
El pene y Mesoamérica
En cuanto a América, en las culturas mesoamericanas el pene erecto se utilizaba para mostrar relaciones de poder, en pinturas y esculturas aparecen cautivos de guerra con una erección, lo que simboliza una profunda admiración de los prisioneros por sus captores. Este no era el único uso que se le daba a la figura fálica ya que también estaba ligado con la naturaleza, la religión y al linaje de una clase alta.
Como en otras culturas, en Mesoamérica el pene era representación de la fertilidad, pero también establecía una conexión entre el plano físico y el cosmos por medio del erotismo. En sitios arqueológicos mayas, tarascos, mixtecos y nahuas se han encontrado figuras y esculturas de falos que muestran que practicaban la circuncisión y decoraban el miembro con tatuajes. Estas piezas probablemente fueron utilizadas en ceremonias agrícolas y en ritos para la renovación de la tierra.
La veneración sigue vigente
Todo parecería indicar que este culto sólo se encontró en civilizaciones antiguas, pero en la actualidad existe un movimiento que ha retomado el culto al pene. Se trata de la Iglesia de San Príapo, grupo fundado por D. F. Cassidy en Montreal y que retoma al hijo de Afrodita, en esta ocasión la adoración del pene se alcanza con actos sexuales, incluida la masturbación en grupo, además el semen se trata con respeto y su consumo se considera un acto sagrado.
Tanto la reciente Iglesia de San Príapo como la antigua adoración a Min demuestran que el falo ha sido una figura central en la cultura de diversos países y el estigma que actualmente conlleva es una creación reciente y que debe ser superada.