Miguel Rep habla sobre Oesterheld

“Yo empecé a trabajar en editorial Récord, en la sección diagramación, en el 75 y a Oesterheld lo empiezo a ver allí en el 76. Él venía, colaboraba, era uno más de los que entraban a la editorial y en algún momento tuvo su propio  escritorio. Y una secretaria. Me acuerdo que él escribía taquigráficamente, luego grababa en voz alta lo que había anotado, y la secretaria escuchaba la grabación y pasaba el guión  a máquina. Él no lo pasaba a máquina, lo que hacia ahí era taquigrafiar y grabar. El viejo tenia horarios muy extraños, yo aparecía a la mañana muy temprano y él ya estaba, y se quedaba hasta la noche. Lo que recuerdo perfectamente es el reguero de barro seco que dejaba cuando caminaba por ejemplo, desde el escritorio al kitchinette o al baño. El reguero de barro seco de sus borceguíes marcaba su territorio. Mucho después entendí porqué: el tipo vivía clandestino en el Tigre.
Yo había comprado La literatura en imágenes, colección enorme de Salvat, y uno de los tomos era sobre la historieta. Oesterheld me lo pidió prestado y se lo levé. Pero el viejo no apareció más. Es una historia chiquita, hay gente que trabajó con él toda  una vida, pero es mi Oesterheld propio: hubiera querido disfrutarlo mucho más”.