Por qué es tan fácil comprar picanas en Mercado Libre
Desde la Red para el Desarme explicaron a 24CON el vacío legal y los impedimentos para regularlo. También se venden pistolas de aire comprimido. "Es algo que está fuera de control", dijeron.
Los usuarios de sitios de compraventa por Internet publican diariamente artículos de lo más diversos e insólitos, para satisfacer todo tipo de necesidades. Pero, entre las millones de ofertas que existen en línea, algunas dejan de ser simplemente llamativas para convertirse en peligrosas. Basta con tipear la palabra “picana” en el buscador de, por ejemplo, Mercado Libre, para acceder a más de 140 entradas, todas con distintas opciones de este dispositivo eléctrico, considerado por las organizaciones de Derechos Humanos como instrumento de tortura.
Para sorpresa de los que naveguen en la página, las picanas se venden libremente en muy diferentes formas y tamaños: las hay tipo “taser” (las más comunes), con potentes linternas para “cegar” al oponente, o con forma de varilla o manopla. Incluso algunas vienen “disfrazadas” de paquetes de cigarrillos o celulares. Sus precios – accesibles, por cierto – van de los 145 pesos a más de 2000, y los comerciantes destacan su potencia de millones de voltios, además de su capacidad de paralizar a cualquier posible atacante.”Deja inmóviles a los delincuentes y te permite escapar de un robo seguro”, promete uno.
“Quería una picana por las dudas, para cuando vuelvo a mi casa a la noche, y la busqué por Mercado Libre. Me contacté con el vendedor, de una armería, y no me pidió ningún requisito ni documento. Me costó 270 pesos, la fui a buscar al local”, relató un comprador, que prefirió resguardar su identidad, a 24CON, dejando en claro la facilidad del trámite.
En este sentido, la Red Argentina para el Desarme advierte sobre el “vacío legal” que existe en cuanto a la compra y tenencia de este tipo de artefactos, así como también de las pistolas de aire comprimido, otro producto fácilmente adquirible en la Web. “El Registro Nacional de Armas (Renar) no emite normas al respecto, porque no son armas de fuego. Hace años venimos pidiendo un cambio, para que la ley sea más abarcativa. La estructura básica de la ley actual data de 1973, y la tecnología en armas la superó ampliamente. Es necesario empezar a debatir un cambio de fondo”, destacó Adrián Marcenac, fundador de la Asociación Civil Alfredo Marcenac en homenaje a su hijo, que murió en 2006 a manos del llamado “tirador de Belgrano”.
“El problema es que no hay ningún organismo que tenga jurisdicción sobre el tema. Si, ya de por sí, cualquier venta por Internet es difícil de regular, más aún lo es si se trata de estas armas. Es algo que está fuera de control y nadie entiende cómo se podría frenar”, agrega Marcenac a este medio.
Además, aclara que desde la Red para el Desarme sí consideran “armas” a las picanas y las pistolas de uso recreativo, porque “se han vuelto cada vez más eficientes y poderosas, sin necesidad de fuego. Y en muchos casos son letales, por el daño que generan con su potencia en cercanía a un cuerpo”. Así, recuerda “el caso de la médica de Recoleta, que disparó contra el auto que ocupó su lugar en la cochera, y lo hizo con una pistola de aire comprimido. Varias veces reclamamos por estas situaciones al Renar, y nos contestaron que, por no ser armas de fuego, ellos no tienen ingerencia”, insiste.
La ley y la trampa
Si bien no regula su uso ni portación, la Ley Nacional 20.429 de Armas y Explosivos distingue entre las “armas y municiones de uso civil” a “los agresivos químicos contenidos en rociadores, espolvoreadores, gasificadores o análogos, que sólo producen efectos pasajeros en el organismo humano, sin llegar a provocar la pérdida del conocimiento y en recipientes de capacidad de hasta 500 cc” – el conocido “gas pimienta”, que también se vende en Mercado Libre – y a “las armas electrónicas que sólo produzcan efectos pasajeros en el organismo humano y sin llegar a provocar la perdida del conocimiento”.
Marcenac también le resta crédito al argumento de que este tipo de elementos sean adquiridos para “defensa personal”. “Para enfrentar la inseguridad, no es una vía posible el proveerse en forma individual y autodefenderse. La seguridad es una construcción colectiva. El único camino es reclamar que el Estado cumpla el papel que le corresponde. En los últimos tiempos, esto se ha banalizado y negado”, señala.
En esta misma línea, revela que, según los registros de su asociación, sólo un 20 por ciento del total de muertes por armas de fuego se da en hechos catalogados como “de inseguridad”. El 80 por ciento restante, son producto de discusiones domésticas, peleas territoriales u otras situaciones más banales. Asimismo, un estudio realizado por la Universidad Nacional de Lanús da cuenta de que, entre 1990 y 2008, unos 3500 menores de 14 años murieron por disparos en accidentes o episodios considerados “banales”.
“Lo necesario es reforzar la persecución de la venta ilegal y la regulación de la legal. Hoy hay 4 millones de armas civiles en uso, y sólo 600.000 están registradas, el resto no se sabe ni dónde están ni quién las tiene. Aparte, el control de las municiones es mínimo, cualquiera puede conseguirlas sin problemas en cualquier parte del país”, señala Marcenac como principales problemáticas.
12 de noviembre de 2013
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