Muchos mueren por conocerlo. Otros dejan todo por un autógrafo, aunque algunos prefieren robarlo. ¿Complicado? Sí puede ser. Son pocas las veces en la historia que la noticia haya sido que se robaron (de manera literal) una firma.
Los hechos fueron de la siguiente manera: Maradona estuvo en el programa televisivo “Argentinos por su nombre” y fue con el conductor hasta Villa Fiorito, lugar donde el Diez nació y se crió. En el cartel de la estación, el futbolista más grande de todos los tiempos estampó su rúbrica en la parte inferior de la primera “O” de “Fiorito”. Una de las imágenes más vendidas del astro es, justamente, su mediático gancho. Es por eso que unas horas después de que el programa salga al aire, se robaron el pedazo de la “O” que tenía la tinta.
En ese lugar del Conurbano no se salvó ni la firma de Maradona. Ahora el cartel debe una letra, culpa de la magia del Diez y su poder de atracción. Provoca amor, odio y locura, gajes de su oficio de ídolo indiscutido.