Hacen oficinas en el ex búnker de Massera y los empleados ven fantasmas

Posse vendió al margen de la ley la casa del dictador, que funcionó como centro clandestino de detención. Los sucesos que el dinero no pudo tapar

No tuvo la siniestra fama de otras sucursales del horror como la ESMA, el Vesubio o el Pozo de Banfield. Sin embargo, La casa SIN (Servicio Inteligencia Naval) o casa del COARA (Comandante de la armada) de Villa Adelina fue uno de los escenarios en donde el terrorismo de estado –bajo la figura del dictador Emilio Massera- manejó a su antojo y voluntad la vida y muerte de quienes caían en sus manos durante esa época nefasta de nuestra historia reciente.

 

Así quedó hoy el predio dónde estaba la Casa SIN (24CON)
Sin embargo, el predio no llegó intacto hasta nuestros días porque el municipio a cargo de Gustavo Posse no sólo negó siempre las incontrastables evidencias de lo que allí funcionó, sino que además incumplió las leyes de preservación histórica y vendió el terreno para que se construyan oficinas por la módica suma de 14 millones de pesos, destruyendo su promesa de utilizar el lugar para hacer un campo de deportes abierto a la comunidad. Hoy los trabajos están casi terminados y algunas empresas –como Páginas Amarillas, según pudo saber 24CON- ya se instalaron en los nuevos edificios.

De la casa de fin de semana que el dictador convirtió en su propio búnker de torturas no queda nada. Los calabozos subterráneos, túneles y el parque –siempre custodiado por un alto muro perimetral- fueron arrasados y hoy hay dos moles espejadas gigantes separadas por un playón con una fuente. Un emprendimiento millonario que trató de enterrar el pasado pero no pudo, por un lado, por la memoria de los vecinos que se niegan a olvidar. Por el otro, por una serie de inexplicables sucesos que afectan a los trabajadores de esa nueva construcción.

 



Pasado nefasto

Imagen del Búnker en 1976 (Gentileza Página/12)
Desde hace mucho tiempo algunos vecinos de San Isidro junto a organismos de derechos humanos reclaman por la señalización y preservación de los centros clandestinos de detención de personas que existieron en el distrito (Ver Nota “Por qué Posse quiere ocultar los Centros de Detención Clandestinos de San Isidro).

Allí figuraba la Casa SIN de Thames y Panamericana y una descripción de ese centro de “paso” para detenidos que luego eran derivados a la ESMA o a otras dependencias ilegales de la dictadura. En los juicios por lo sucedido en la escuela de mecánica, se nombra a este “anexo” que formaba parte de la estructura represiva. Incluso en una nota publicada en el Diario Página/12 en 1998 ya relataba el pasado de ese lugar gracias al testimonio de ex conscriptos que prestaron servicio ahí (ver nota).

En noviembre de 2010, antes de que se concrete la venta del predio y comiencen las obras, 24CON visitó la Casa SIN y recopiló el testimonio de vecinos sobre la historia de ese lugar (Ver nota “Se vende la casa de Massera y se "borra" la memoria del horror"). Incluso este diario se comunicó con la escritora Pilar Calveiro, quien estuvo secuestrada allí por la dictadura y cuyo testimonio reconstruyó lo que sucedía en esa casa:

La casa de Thames y Panamericana fue la primera escala de muchos secuestrados del SIN, posteriormente enviados a la ESMA. Los llevaban allí cuando recién eran detenidos o bien cuando formaban parte de alguna operación que se intentaba mantener bajo reserva, por lo menos por un tiempo. Diferentes cuartos de la casa e incluso los baños se utilizaron para encerrar a los prisioneros, custodiados por una docena de oficiales y suboficiales del Servicio de Inteligencia Naval. Unos pocos sobrevivimos; los más sólo pueden reclamar memoria y justicia a través de nosotros porque ya no están: fueron asesinados por personal naval después de toda clase de padecimientos, dentro y fuera de esa casa, la casa de Thames y Panamericana” (fragmento del testimonio)

A pesar de estas evidencias en primera persona, el municipio negó -por medio de diferentes comunicados oficiales- tener conocimiento de lo sucedido en ese predio y lo vendió por una cifra cercana a los 15 millones de pesos a “Emprendimientos inmobiliarios Sudamericana S.A”, quién inmediatamente comenzó a construir en el terreno.

Pericias que llegan tarde

El año pasado, después de que empezaran los trabajos en ese predio municipal vendido a un privado, el juez federal Sergio Torres impuso una medida de no innovar en el terreno –la segunda si se cuenta una anterior dispuesta en 2008- y nombró al Equipo Argentino de Antropología Forense al frente de las pericias a realizarse en el lugar. Sin embargo, los resultados no encontraron restos humanos.

La obra en pleno desarrollo y destrucción del predio.

“Las pericias determinaron que no hallaron restos óseos humanos en la mitad del predio que estaba intacta, en la zona donde estaba la pileta”, explicó a 24CON Raquel Witis, miembro de la Comisión por la Memoria la Verdad y la Justicia Zona Norte. En la otra zona, las excavaciones ya estaban avanzadas y se habían llevado varios camiones de tierra. “Nunca se va a saber si antes de que empezaran los trabajos y se remueva la tierra había alguna prueba o resto humano en ese sector del predio”, se lamentó.

Entre los dos gigantes edificios de oficinas, adornados con una fuente, cruza un viaducto sobre el que no se puede construir, parte del laberinto entubado que fue utilizado durante el “robo del siglo” al Banco Río. También podría haber sido utilizado en los años de plomo para deshacerse de evidencia, aunque ya no se podrá comprobar.

De la misma forma, Raquel Witis aseguró que ya están avanzadas las conversaciones con la empresa dueña del terreno, el municipio y la Secretaría de Derechos Humanos para poder instalar la señalización correspondiente a estos sitios, tal y como lo dispone la Ley provincial N°13.584 y la Ley Nacional Nº 26.691, en las mismas normas donde se insta a preservar estos lugares. Esta vez no se pudo.

Memoria y mensajes “inesperados”

La nueva construcción dividió la opinión de los vecinos de Thames y Panamericana. Algunos, vieron que sus propiedades se revalorizaron con el emprendimiento y los comerciantes se benefician con el movimiento de personas. Sin embargo, los residente más antiguos todavía recuerdan los disparos en la noche, los misteriosos camiones que entraban y salían, los militares cortando la calle cuando había “visita oficial” y la promesa, una vez restituida la democracia, de convertir el lugar en un centro de esparcimiento público. Promesa que el Clan Posse –padre e hijo que ocuparon el cargo de intendente- no cumplió.

Desde que comenzaron las obras se abrió un nuevo capítulo y es el de las experiencias “extrañas” que cuentan los trabajadores del lugar. Según los relatos, son frecuentes los ruidos inexplicables, como así también vigas que cambiaban de posición de un día para el otro sin que nadie entienda cómo puede suceder.

 

El predio hoy, donde aún siguen los trabajos

El predio en la visita de 24CON en Octubre de 2010


 

 

“Los obreros te cuentan cosas que son creer o reventar, tienen bastante miedo y más cuando se enteraron lo que fue este lugar”, explicó uno de los vecinos a este medio que prefirió mantener el anonimato. “Un albañil vio la figura de un hombre militar vestido con ropa de gala y uno de los pintores me relato que estaba solo y escuchó un estruendo del otro lado del vestuario, con gritos y arengas, pero cuando salió no había nadie”, dijo.

“Son personas que conocemos porque vemos todos los días y no tienen por qué mentir, porque incluso algunos de los obreros dejaron de venir a trabajar y otros están con licencia”, aseguró, aunque esta versión no pudo ser confirmada con la empresa contratista. Pero off the record todos los que trabajan ahí confiesan haber “oído hablar”  de lo que sucede.

La única certeza es que, si se perdieron elementos y datos probatorios por no poder preservar el terreno ya que los intereses económicos fueron más fuertes que la voluntad del municipio por saber la verdad, lo único que resta es procurar que por lo menos se cumpla con la señalización para preservar la memoria de todos los lugares que formaron parte de la maquinaria asesina de la dictadura. Un pequeño homenaje a los que ya no están para hacerlo.

29 de agosto de 2012

 

NOTAS RELACIONADAS:

 

¿Por qué Posse quiere ocultar los centros de detención de San Isidro?
En el distrito hay por lo menos cuatro lugares donde se torturó y mató gente bajo las órdenes de Camps y Massera. Pero el Municipio no cumple con la ley que pide señalizarlos y conservarlos.

 

San Isidro: Se vende la casa de Massera y se "borra" la memoria del horror
El municipio demuele un símbolo de la Dictadura. El recuerdo de la escritora Pilar Calveiro, una de las víctimas que pasó por Thames y Panamericana.

 

 

¿Quiere recibir notificaciones?
Suscribite a nuestras notificaciones y recibí las noticias al instante