El cura que hace milagros convocó a miles de fieles en la Basílica de San Miguel
El padre Ignacio encabezó una multitudinaria misa. Quién es y por qué le atribuyen ser sanador.
El padre Ignacio Peries, el más prestigioso de los sacerdotes sanadores y máximo referente de la congregación internacional “Cruzada del Espíritu Santo”, instalado hace más de 30 años en su parroquia de Rosario, se acercó a la Basílica de San Miguel, donde miles de fieles se reunieron para acercarle sus peticiones y depositar esperanzas para la cura de sus enfermedades.
Algunos de los presentes pudieron incluso participar de una breve imposición de manos durante la ceremonia, en la que el sacerdote tocó sus cabezas para trasmitirles el poder curativo y milagroso que le atribuyen a lo largo y ancho del país. A lo largo de su vida, aseguran que curó de cáncer y otras enfermedades terminales a muchas personas.
“Seguimos al padre desde Rosario, venimos desde Campana con un contingente de 16 personas”, dijo una fiel sobre el sacerdote, y agregó que “cuando uno escucha la misa y la entiende, realmente, da paz espiritual. Siempre teniendo fe en lo que uno pide”.
El pasado Viernes Santo, el Vía Crucis organizado por Ignacio en Rosario congregó a unas 300 mil personas y fue, por lejos, el más convocante del país. Mientras que el próximo martes 24 de abril realizará sanaciones en la Catedral de Paraná, donde ya se preparan operativos especiales para recibir a miles y miles de devotos.
Sin embargo, el religioso también fue protagonista de una reciente polémica, cuando dijo que la homosexualidad era un “problema psicológico”, lo que causó el rechazo de la comunidad gay, que lo trató de “ignorante”.
El padre Ignacio nació el 11 de octubre de 1950 en Sri Lanka, ex Ceylan, un país minúsculo del sur de Asia, de 65 mil kilómetros cuadrados y con 20 millones de habitantes. Su nombre completo es Ignacio Peries Kurukulasuriya y tiene ocho hermanos.
A pesar de tener sus raíces en un país mayoritariamente budista, se ordenó sacerdote católico el 29 de julio de 1979 de la mano de un obispo irlandés, Thomas Walsh, en Gales, aunque se formó como cura en Londres. Allí también fue adoptado por un matrimonio polaco, que lo acompañó durante esos años de preparación.
Con hambre de salir a misionar por el mundo, fue enviado a Tancacha, Córdoba, por la orden a la que se había unido, la “Cruzada del Espíritu Santo”, de la que ahora es superior en todo el mundo. En diciembre de 1979, el mismo año que desembarcó en Argentina, fue enviado a Rosario, y de allí no se fue nunca más.
Llegó a la ciudad santafesina con muy pocos conocimientos de castellano y sin papeles. Se instaló en el barrio Rucci, en la Parroquia Natividad del Señor, pero en aquellos primeros años iba y venía, haciendo ocho misas distintas cada domingo, en distintos puntos de la ciudad.
De algún modo, su “aura” fue creciendo sin que se diera cuenta de ese fenómeno. Su fama de cura sanador y la fuerza de la fe hacia su poder fue tal que, cada año, por su templo pasa un millón de personas de distintos puntos del país en busca de sanación.
Ignacio dice que es algo que no tiene explicación. "No tiene sustento científico, ni humano. Uno sólo se siente instrumento de Dios. Él es el que obra. Es un don, una gracia o como se quiera decir. Lo único que sé es que doy la paz y la tranquilidad de Dios a la gente. Además, al intentar explicarlo, se puede caer en una exageración o en perder el concepto. Sólo hay que comprender que es una vivencia de fe", dice.
Videos publicados en YouTube por asistentes a la misa de San Fernando:
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