A ocho meses de las elecciones, el escenario que se avizora oficiaría de bisagra. Si la oposición derrota al oficialismo, terminaría con el kirchnerismo. En su caso, la Coalición Cívica comenzó a buscar aliados para enfrentar las legislativas con un frente amplio y de consenso.
- ¿No es un rejunte porque se aceleraron los tiempos?
Se apura por el deterioro del Gobierno. El kirchnerismo todavía tiene que gobernar hasta diciembre del 2011. Entonces no se acaba, sí se termina como expresión política por todas las acciones negativas que fue llevando a cabo. Ya nadie le cree nada. Se terminó el supuesto discurso progresista. Porque son ellos los que le venden de todo a sus amigos, que se quedan con la plata de los jubilados para que la maneje (el ministro de Planificación) Julio De Vido y compre a intendentes, gobernadores según la conveniencia electoral.
- No contestó sobre la cantidad de acuerdos que están haciendo desde la CC
Los votos radicales ya estaban con nosotros. En el 2007 votaron a Margarita Stolbizer, candidata a gobernadora. En cambio, el que llevaba el escudo radical, Ricardo Alfonsín sacó menos del cinco por ciento de los votos.
- La otra parte del radicalismo, que expresa Gerardo Morales, jugó con el duhaldismo en el 2007 cuando compartió formula con Roberto Lavagna; y ahora la Coalición está con quienes acordaron con el sector que Elisa Carrió tanto critica.
Si. No es contradictorio. Fue el gran error de la Unión Cívica Radical de arrastrar al partido a ese acuerdo.
- ¿A Morales qué le dice ahora?
Yo no le pregunto. Él le tiene que explicar a los radicales lo que hizo. Yo me fui cuando se acordó hacer eso. Nuestro límite era Lavagna. Al entonces titular de la UCR, Iglesias, le vaciaron de poder el Comité, ahí asume Morales y cierran esa alianza.
- Pero Carrió halagó mucho a Lavagna…
Pero podrá elogiarlo en términos personales. Yo le escuché decir que Carlos Reutemann es un divino (Risas). Pero en política no va a ningún lado con Eduardo Duhalde ni Lavagna.