Murió el heladero baleado en un asalto
Gustavo Guinch tenía 37 años. Hacía ocho días que estaba internado en grave estado en el hospital de Morón. Dos jóvenes lo habían atacado a tiros al resistirse a un robo.
Después de permanecer ocho días internado en terapia intensiva, Gustavo Guinch, el heladero que había sido baleado al resistirse a un asalto, murió en el Hospital de Morón.
Gustavo, quien tenía 37 años, estaba hospitalizado desde el 21 de noviembre pasado, cuando fue atacado a tiros por dos ladrones que quisieron asaltarlo a pocas cuadras de su heladería de Alessandri y Vicente López, en Morón Sur.
Según contó su viuda, Andrea, ese día, cerca de la medianoche, el heladero viajaba en su Peugeot 504 para entregar un pedido, cuando aparecieron dos jóvenes que lo amenazaron con un arma para robarle.
Como Gustavo trató de escapar, los asaltantes lo balearon a quemarropa en el abdomen. Gravemente herido, y mientras le seguían disparando –otro proyectil quedó incrustado en el apoyacabezas de su asiento- logró seguir manejando hasta llegar a la heladería, donde fue socorrido por su familia.
De inmediato lo trasladaron al hospital de Morón, donde los médicos le extrajeron una bala calibre 22 que le había perforado el riñón izquierdo, el bazo y el intestino.
Pero su estado de salud se agravó con el correr de las horas. Primero perdió el riñón y luego se le declaró una infección en uno de los pulmones, lo que obligó a los médicos a mantenerlo en coma farmacológico hasta que finalmente falleció ayer a la madrugada.
El jueves pasado sus familiares y vecinos, acompañados por distintas ONGs, realizaron una marcha a la Plaza San Martín, frente a la Municipalidad de Morón, para exigir justicia. Pero hasta ahora no tuvieron suerte. Los asesinos de Gustavo siguen prófugos.
Gustavo, quien tenía 37 años, estaba hospitalizado desde el 21 de noviembre pasado, cuando fue atacado a tiros por dos ladrones que quisieron asaltarlo a pocas cuadras de su heladería de Alessandri y Vicente López, en Morón Sur.
Según contó su viuda, Andrea, ese día, cerca de la medianoche, el heladero viajaba en su Peugeot 504 para entregar un pedido, cuando aparecieron dos jóvenes que lo amenazaron con un arma para robarle.
Como Gustavo trató de escapar, los asaltantes lo balearon a quemarropa en el abdomen. Gravemente herido, y mientras le seguían disparando –otro proyectil quedó incrustado en el apoyacabezas de su asiento- logró seguir manejando hasta llegar a la heladería, donde fue socorrido por su familia.
De inmediato lo trasladaron al hospital de Morón, donde los médicos le extrajeron una bala calibre 22 que le había perforado el riñón izquierdo, el bazo y el intestino.
Pero su estado de salud se agravó con el correr de las horas. Primero perdió el riñón y luego se le declaró una infección en uno de los pulmones, lo que obligó a los médicos a mantenerlo en coma farmacológico hasta que finalmente falleció ayer a la madrugada.
El jueves pasado sus familiares y vecinos, acompañados por distintas ONGs, realizaron una marcha a la Plaza San Martín, frente a la Municipalidad de Morón, para exigir justicia. Pero hasta ahora no tuvieron suerte. Los asesinos de Gustavo siguen prófugos.