Por ese delito los jueces condenaron a Torres a tres años y ocho meses de prisión, pero como registraba una pena anterior de seis meses en suspenso, por lesiones culposas, unificaron los dos fallos y le aplicaron cuatro años de cárcel.
Antiguos momentos felices: Chelo con las hijas del matrimonio Ibañez |
Un poco por curiosidad y otro poco por cholulismo, Hilda aceptó acompañar a su hermano hasta la radio para conocer a ese tal Chelo, líder de un grupo llamado Green que se había dignado en visitar el barrio.
Después de esperar un buen rato, Hilda tuvo su recompensa. Chelo Torres apareció subido a un palco improvisado para anunciar que el fin de semana próximo se presentaría en la bailanta más top de la zona: La Bomba, sobre la avenida Cristianía.
Tan cautivada quedó Hilda por el carisma de Chelo, que convenció a su marido, Ramón, de que fueran a ver el show de Green. Y los dos salieron fascinados. Desde entonces empezaron a seguir a la banda todos los fines de semana, tocara donde tocara. Así, en poco tiempo entablaron una amistad con Chelo, que se consolidó cuando la propia Hilda pasó a ser la presidenta de “Fuiste una pena”, el club de fans de Green.
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Para ese entonces había nacido su tercera hija. Y Chelo ya no sólo era un ídolo al que con su marido cada día admiraban más. Era casi un integrante más de la familia, a tal punto que los visitaba en su casa de Rafael Castillo y ellos iban a la que él tenía en Rafael Calzada. Sin embargo, cuando a fines de 2004 llegó un día a su casa quedaron desconcertados con el pedido que les hizo: les preguntó si se podía a quedar a vivir con ellos porque se había peleado con su familia.
Hilda y Ramón no lo podían creer. Su ídolo máximo. Ese por que el durante años habían recorrido cada bailanta de la provincia de Buenos Aires les estaba pidiendo permiso para vivir con ellos. Por supuesto que le dijeron que sí. Y Chelo pasó a ser un miembro más de la familia. A tal punto que para las nenas dejó de ser Chelo, a secas. Ahora lo llamaban “el tío Chelo”.
Pero una mañana lluviosa de octubre de 2006 la historia dio un giro tan dramático como inesperado. Hilda lo descubrió mientras mantenía relaciones sexuales con una de sus hijas: la segunda, G. (por ser menor de edad no se puede revelar su identidad), que por entonces tenía 14 años.
Enfurecida, Hilda obligó a Chelo a irse para siempre de su casa. El problema fue que un mes después la
Momento en que la justicia de Morón condenaba a Chelo |
Y eso no fue todo. Su hija mayor, D., de 15 años, les contó que Chelo también mantenía relaciones sexuales con ella. Hilda y Ramón recurrieron a la justicia. Pero para entonces ignoraban que a la pesadilla que estaban viviendo todavía le faltaba un capítulo. A mediados de 2007, la menor de sus hijas, R., le contó a una vecina que también ella, cuando tenía siete años, había sido víctima de los abusos sexuales del "tío Chelo".
Por eso ahora Chelo Torres deberá purgar una condena de cuatro años de cárcel. Así, entre rejas, esperará un nuevo juicio en su contra. El delito que le imputan es estupro agravado en contra de G., quien ahora tiene 17 años. Y reside en un hogar de madres solteras con su hijo de dos años. No quiere volver con su familia. Irónicamente, su sueño es vivir con Chelo. Ahora, como mínimo, tendrá que esperar cuatro años para poder cumplirlo.