Castelar: la historia detrás de la comunidad eslovena
24CON recorrió el club que supo cobijar a quienes huyeron de la tiranía europea en busca de paz y democracia. También, la escuela que enseña a conservar su idioma y tradiciones.
El Conurbano bonaerense alberga un sinfín de colectividades extranjeras que, con el paso de los años, comenzaron a fundar sus clubes- que más que clubes son “hogares”- donde se reúnen para conservar sus tradiciones y enseñarles a sus hijos todo aquello que sus descendientes trajeron consigo desde Europa.
Japoneses en Escobar, alemanes en San Martín, bolivianos en La Matanza, y albaneses en La Plata, son algunas de las colectividades que hicieron su nido. Pero en el Oeste se vive una situación particular, más precisamente en Castelar norte, donde una comunidad de eslovenos construyó hasta una escuela para que los niños aprendan el idioma, la historia, la geografía y la literatura del país eslavo.
Pero, ¿cómo llegaron? ¿cuáles son sus tradiciones? 24CON recorrió el club-escuela y habló con sus referentes para conocer la historia de esta colectividad.
La historia: de Europa a Castelar sin escalas
Cuando se produjo la Segunda Guerra Mundial en Europa, Eslovenia fue tomada por los alemanes, húngaros e italianos. Todo su territorio fue dividido en tres zonas, motivo por el cual los nativos tomaron la iniciativa de hacerles la guerra a los ocupantes, lo que se conoce como la revolución comunista.
 Bernarda en la sala de profesores de la escuela. |
Los guerrilleros comenzaron a matar gente indiscriminadamente, a los dirigentes políticos, educativos, eclesiales y el pueblo quedó completamente indefenso. Por consiguiente, se organizaron a través de un ejército popular para defenderse.
“Nuestros padres fueron los que vivieron eso en su juventud y ante una dictadura de Tito, que toma el control sobre la ex Yugoslavia, empieza a matar a todas las personas que estaban en su contra. Una infinidad de gente sale de Eslovenia para salvar su vida y la libertad de expresión”, contó a 24CON Bernarda Kopac Croar, directora de la escuela “Presernova” de Castelar.
A la Argentina llegaron unos dos mil eslovenos, recibidos por el presidente Juan Domingo Perón, que “necesitaba gente que supiera y quisiera trabajar". "Se fueron reubicando en la ciudad y sus alrededores y fueron consiguiendo viviendas y haciendo este tipo de clubes”, expresó.
En Buenos Aires hay cinco clubes más, aparte del de Castelar: en Ramos Mejía, San Justo, Carapachai, San Martin y Lanús. “Se fueron agrupando aquí, compraron el terreno y empezaron a edificar. La escuela se originó hace 60 años”, contó Bernarda.
La escuela que educa y forma a pequeños eslovenos
El idioma esloveno es de la rama del eslavo, absolutamente distinto del latino, como el ruso, el alemán, o el croata. “Nuestros padres no sabían hablar en castellano y necesitaban unirse para ayudarse entre sí y querían trasmitir la cultura a sus hijos porque tenían la esperanza de volver a su patria cuando volviera la democracia”.
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La escuela llamada “Presernova” cumplirá 60 años en los próximos meses. La institución cuenta con 13 docentes y 34 alumnos, que concurren cada sábado de 8.30 a 13 para aprender el idioma y algunas ciencias propias.
“Tenemos 2 años de jardín de infantes y 8 grados. Luego hacen el secundario que está en Floresta, otros 5 años. El único requisito es entender y hablar por lo menos rudimentariamente el idioma, después se va profundizando el conocimiento”, señaló Bernarda.
Cada club esloveno cuenta con su escuela y todos están conectados permanentemente. Los alumnos se reúnen esporádicamente en jornadas y festivales, como el “Día de la juventud” donde bailan las danzas típicas, tienen una misa y practican deportes.
Pero el broche de oro es el egreso, ya que viajan a “hacer un curso en la facultad de lenguas en Eslovenia, que lo paga el ministerio de Cultura y Educación de Eslovenia y cubre los gastos de hospedaje y algunas excursiones. Después los chicos se quedan con sus parientes y hacen otras con sus familiares”.
"Svobodna Slovenija", el diario de la colectividad
 María en el patio del club. |
Pero el club de Castelar “Pristave” también tiene su propio periódico, llamado “Glas s Pristave”, contó a este medio María Zurc, una referente del Grupo de Jóvenes, quien agregó que “se escriben las noticias propias del club, con todas las actividades que se realizan, los bautismos, los casamientos y las necrológicas”. Además, una vez por mes se editan dos revistas religiosas, “Bozje Stenzice” para “fortalecer y hacer crecer la vida espiritual”, expresó.
Baile, música y buena comida
El pueblo esloveno se caracteriza por las danzas, los coros y la rica comida. Bernarda contó que “es muy musical, muy talentosa en ese aspecto. Se hace mucho intercambio con los argentinos. Se canta en esloveno también folclore argentino. Estamos empapadps de las dos culturas”.
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Como en todo el centro de Europa, las comidas (suculentas y extremadamente calóricas) son un gran punto de atracción, como el gulash, krospy, kremsnite y el strudel.
Además, con el lenguaje tienen una característica peculiar: “Nos fluye como el castellano y somos una cosa rara a nivel mundial, porque además de los judíos que mantienen su idioma no hay comunidades que puedan mantener durante 60 o 70 años el lenguaje en una tierra tan lejana”, señaló Bernarda.
“Digamos que no nos sentimos tan argentinos como el argentino, pero vamos a Eslovenia y no nos sentimos tan eslovenos como los eslovenos. Tenemos una historia que nos identifica y nos marca. Sólo cuando se hace con amor pasa de corazón a corazón y continúa trasmitiéndose”, concluyó Bernarda.
11 de septiembre de 2012
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