Laura y Yuli, las dos presas que se casaron en la cárcel

Hace diez meses juntaron sus camas en el pabellón que comparten con otras 21 internas. Es la primera pareja de mujeres que se casa en una penitenciaría en Latinoamérica.

 

Un cartel de goma eva rosa con letras blancas y celestes augura: “Feliz boda Laura y Yuli”. Globos, guirnaldas, servilletas y vasos del mismo color completan la escena en la Casa de la Historia y la Cultura del Bicentenario, en plena Unidad Penitenciaria Nº 3, de Ezeiza. Allí se escribió la historia de Laura Angélica Lahiguera y Yésica Beatriz Ibarra o, en otras palabras, las primeras mujeres en contraer matrimonio dentro de una cárcel.

El momento previo a la ceremonia las encontró en habitaciones separadas. Toda una rareza para la pareja que comparte sus jornadas a la sombra en el pabellón Nº 2 con otras 21 internas, y que juntaron sus camas hace diez meses. Laura tiene 28 años y es una petisa de pelo corto prolijamente peinado con gel a la cual sus compañeras llaman “Ramón”. Decidió estrenar para la boda una camisa rosa con cuello blanco que combinó con bermudas marrones y zapatos náuticos. “Yuli” es Yésica y es su novia. Nació el día en el que Virgo toma la posta de Leo, hace 22 años, y no se sacó en toda la tarde su corona brillante. Vistió además una blusa turquesa, pantalones blancos y chatitas. Ambas se besaron y sonrieron cuando la delegada del Registro Civil de Ezeiza, Catalina Ana Basílico, determinó que ya eran una familia. Y escucharon atentas cuando esta les comentó que la libreta tiene lugar para siete hijos. “Vamos a ver como avanza la legislación para que esto sea posible”, expresó la magistrada. “Siempre hablamos de tener hijos. Queremos que sea un varón”, reconocieron minutos después a Tiempo Argentino.

Las mujeres cocinaron y prepararon los souvenires que fueron el agasajo de los invitados. Entre ellos, la familia de Yuli, proveniente de Monte Grande. “Siempre estuve sola y me manejé sola y recién ahora me estoy reconciliando con mi familia –contó–; mi tía siempre estuvo a mi lado, es como mi mamá”. Los testigos fueron, justamente, su tía, Elisa Núñez, y su padrastro, Daniel Oscar Suárez.

Los padres de Laura también están privados de su libertad. Ella es de Ciudad Evita. “Mi familia me cuidó muy bien y si hoy estoy acá, es porque no quise ser menos que los demás y por la necesidad de cuidarlos a ellos”, dice. La flamante pareja saldrá libre en un año, pero ya imploran que “el día de mañana no se nos cierren las puertas de un trabajo digno. Queremos trabajar de cualquier cosa.”

Basílico ya casó entre rejas a dos parejas conformadas por un transexual y un heterosexual, y lleva 25 años de casamientos entre heterosexuales. Reveló que sólo en las tres cárceles ubicadas en Ezeiza hay casi 100 solicitudes de casamientos pero que muchos no pueden concretarse por falta de documentos. También que muchos internos de todo el país pidieron el traslado a este municipio para poder contraer enlace porque ella es la única magistrada que “saca las actas del Registro Civil”. En la ceremonia, les dijo a las chicas: “Alguien quiso que su casamiento tenga repercusión mediática y hasta invitaron a las autoridades carcelarias. Tienen que saber que con ustedes hicieron una discriminación positiva, porque dar publicidad hace que la sociedad comprenda que somos todos iguales.”

15 de diciembre de 2011

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