Fuentes aeronáuticas informaron a Infobae que el episodio comenzó cuando un joven que se encontraba en la zona de pre-embarque ingresó al avión detrás de la tripulación cuando aún no había sido convocado para abordar.
Ese hecho originó una discusión durante la cual el pasajero aseguró que tenía una bomba. Rápidamente la Policía de Seguridad Aeroportuaria activó el protocolo para este tipo de alertas, redujo al joven y constató que no tenía ningún explosivo.
El personal de seguridad condujo al pasajero al departamento de sanidad, donde fue calmado por el equipo médico. Allí, el sospechoso dijo que sufre esquizofrenia.
Pese a que se desplegó el protocolo, rápidamente las actividades de la terminal volvieron a su habitualidad y el resto de los pasajeros comenzaron a abordar la aeronave.