El Barcelona del crack rosarino Lionel Messi sufrió hoy una humillación histórica al caer por 8 a 2 ante Bayern Munich en el estadio Da Luz de Lisboa, Portugal, por los cuartos de final de la Liga de Campeones de Europa.
Los goles del conjunto alemán fueron de Thomas Müller (3m. PT y 30m. PT), Iván Perisic (21m. PT), Serge Gnabry (30m. PT), Joshua Kimmich (17m. ST), Robert Lewandoski (36m. ST) y Philippe Coutinho (40m. ST y 43m. ST). Para Barcelona marcaron David Alaba (7m. PT), en contra, y Luis Suárez (12m. ST).
La goleada dejó una marca en el propio Messi, que nunca había recibido cinco goles o más con la camiseta de Barcelona desde su debut en 2003. Y a su vez fue la primera ocasión en la que los catalanes sufrieron cinco o más en la Liga de Campeones.
Barcelona llevaba varios años sin sufrir ocho goles, ya que la última vez fue en 1946 contra Sevilla (8-0) en la Copa del Rey.
Además, la goleada dejará una importante sangría en el plantel, con la inmediata salida del cuestionado entrenador, Quique Setién, quien nunca dio en la tecla, y posiblemente con las idas de referentes como Gerard Piqué y Sergio Busquets.
La incógnita que se abre es qué hará Messi, enfrentado a la dirigencia culé desde hace algunos años, con muchas idas y vueltas, y que siempre reclamó puertas adentro mayores esfuerzos económicos para formar un plantel competitivo a nivel europeo.
Por su parte, los conducidos por Hans-Dieter Flick se enfrentarán el miércoles próximo contra el vencedor de Olympique de Lyon y Manchester City, que jugarán mañana también en Lisboa.
Bayern Münich estableció de movida las condiciones de disputa: velocidad, presión alta y ataques masivos -por momentos tuvo seis futbolistas en llegada al arco de Marc-André ter Stegen- ante Barcelona, netamente dependiente de Messi y las apariciones individuales de otras figuras.
Las posesiones cortas y verticales se convirtieron en un arma imposible para una defensa sin demasiados reflejos, con la salvedad de Gerard Piqué cuando actuó en las alturas, y a las que se les sumaron una marca insoportable cada vez que la pelota cayó en los pies de Messi o más atrás en el joven Frankie De Jong, debido a la poca participación de Sergio Busquets, y la subida por los dos costados de los laterales bávaros.
El poder ofensivo de Bayern Münich, sumado a las pocas garantías de los defensores catalanes durante toda la temporada, derivó prontamente en el gol de Thomas Müller -figura del partido- tras una enorme jugada colectiva.
Y a pesar del empate rápido conseguido por una subida de Jordi Alba, en la única jugada que Barcelona se halló en su ADN futbolístico, el equipo teutón fue una topadora y se impuso en cada rincón del campo.
El encuentro mantuvo su ritmo frenético impuesto por los alemanes, con un mediocampo como zona de tránsito y sin un jugador que frene la pelota, y eso acercó situaciones de peligro en ambos arcos aunque no se tradujeron en goles por la falta de fortuna y la aparición de los arqueros.
Y en ese ida y vuelta, Perisic aprovechó una pérdida infantil de Sergi Roberto, con todo Barcelona en plena salida, y con un remate fuerte y cruzado le devolvió la ventaja a los bávaros, que en esa jugada tenía cinco futbolistas en zona de ataque.
El dominio de Bayern Münich, que no dejó pensar a Lionel Messi -asfixiado por los volantes y la marca personal del canadiense Alphonso Davies-, encontró un premio mayor cuando Müller asistió a Serge Gnabry por encima de un lento Clément Lenglet.
La conclusión temprana de la llave se dio en el segundo personal de Müller. El mediapunta, con olfato de centrodelantero, anticipó a Lenglet, y sorprendió con un 4-1 cuando apenas iban 30 minutos.
Barcelona cambió el esquema para el complemento, le entrada del francés Antoine Griezmann por Sergi Roberto lo metió en un 4-3-3 más acorde a la comodidad de sus futbolistas, sobre todo de Messi y Luis Suárez, autor de un descuento formidable.
La esperanza "blaugrana" duró poco porque enfrente Davies se sacó de encima la marca de Nelson Semedo, el peor de la cancha, desbordó y asistió al otro lateral: Kimmich.
La pesadilla se amplió cuando Philippe Coutinho, cuyo pase es de Barcelona, le metió dos más; el polaco Robert Lewandoski aportó uno y así cerraron un 8-2 histórico.