Sucedió en Glew, en el partido de Almirante Brown, en al zona sur del Gran Buenos Aires, donde un joven en estado de ebriedad se subió a bordo de un colectivo de la línea 385, tomó el volante y se marchó mientras sus amigos, entre risas, lo alentaban.
Luego de avanzar unos pocos metros terminó chocando otro colectivo y un auto que estaba estacionado. Finalmente, la policía logró detenerlo en Guernica, a dos kilómetros desde donde partió.