Era una chica de barrio, nacida y criada al sur de la Capital Federal, Nadia Epstein vivió durante varios años absolutamente abocada a sus hijos. Por ellos trabajó de lo que hizo falta, hasta que entró a la mentada casa de Gran Hermano. Atrás habían quedado las noches de bailes sensuales en uno de los bares amigos de los hombres de poder, ubicado en la zona norte de Buenos Aires.
| |
Su ingreso al reality show le cambió la vida, al menos durante los quince minutos que le duró la fama producto de una exposición diaria de 24 horas. Sin treguas, exprimió cada instante que pudo para intercambiar algunas palabras con quien supiera enfrentarse con ella. Sí hasta logró ser tapa de revistas de chimentos con una foto sacada en plena producción boxística, la "rival", claro, otra mediática como Marianella Mirra –también ex GH-.
En ese paso fugaz, quizás aún más extenso de lo merecido, su silueta se ubicó en el panel de Intrusos del Espectáculo, ciclo conducido por Jorge Rial, y su boca complicó a más de una de las figuras que solía cruzar por las noches porteñas o en sus excursiones a Sunset. Sin embargo, a esta altura sus salidas eran para brindar con amigos o simples actos de presencia, los shows eróticos eran parte del pasado.
Pasado el tiempo, perdidos en algún lugar oculto dentro de la memoria de la gente los difusos recuerdos de su participación en el reality show, Nadia debe volver a trabajar para mantener el hogar. Buceó por todos sus contactos sin lograr conseguir una “changuita” y decidió volver a sus inicios.
Repartió su currículum en gran cantidad de bares y restó’s con plenas intenciones de ganarse la vida como moza, hasta que un llamado en su teléfono celular le propuso una oferta tentadora.
Desde el próximo fin de semana, sus curvas podrán divisarse sobre una tarima de una discoteca de moda, en Palermo. El baile, por supuesto, promete ser erótico e infartante. Gente con problemas cardíacos, abstenerse.
02 de abril de 2009.