Cuáles son las plagas que pueden destruir al Hombre
El biólogo Raúl Alzogaray propone un viaje hacia los misterios de especies que resisten a los insecticidas, pasando por los significados de la divulgación científica hasta las complejas preguntas que genera otra de sus pasiones: la ciencia ficción.
Por Hugo Montero,
Revista Nómada
Desde la biología, la divulgación científica es definida como simplista, reduccionista y vista de reojo
como herramienta de comunicación de masas. Por otro lado, desde la literatura, la ciencia ficción
desde siempre ha sido considerada un género menor, apartado a los suburbios de las letras y donde apenas se admiten los méritos de un puñado de escritores.
Transitando cada una de estas fronteras sin prejuicios y con talento, Raúl Alzogaray es doctor en biología, investigador y profesor universitario. También desde 1998 escribe notas de divulgación científica para el diario Página/12, y ha publicado libros como "Historia de las células", "Una tumba para los Romanov" y "El elixir de la muerte", entre otros.
Pero también, en sus escasos ratos libres, se deja atrapar por el encanto de la ciencia ficción a partir de algunos cuentos, casi todos inéditos, donde puede entreverse un estilo atractivo y un abanico de temas más que interesante.
–Siempre se señala que algunos insectos –como por ejemplo, los piojos– terminan fortaleciéndose con los insecticidas. ¿Es usual esa reacción?
- Es así, pero no sólo sucede con los piojos sino con cualquier insecto y con cualquier plaguicida. En una población de insectos (como en cualquier grupo humano), existe una variación entre los más fuertes y los más débiles; algunos están más predispuestos a enfermarse y otros menos. En particular, ciertos insectos son resistentes por naturaleza; por ejemplo, a los pediculicidas en el caso de los piojos. Pero nadie lo sabe hasta tanto se les aplica un insecticida. Cuando se realiza la aplicación, sobreviven los resistentes y mueren los débiles. Si se continúa durante mucho tiempo probando con el mismo insecticida, se sigue matando siempre a los susceptibles y los resistentes van sobreviviendo y se van multiplicando, y así la población termina por hacerse inmune.
–¿Es la teoría de la selección natural de las especies
de Darwin aplicada a los piojos?
–¿Cuáles son las plagas más peligrosas hoy a nivel urbano en Argentina?
–¿Hay insectos que pueden evolucionar hacia la plaga cuando en un principio no lo eran?
–¿Cuál es el origen del insecticida? ¿Se estudia primero al insecto con algún veneno que dio resultados previamente?
–Hay distintos ejemplos. Antes de los años 50 era por prueba y error: se experimentaba con una sustancia para ver si mataba a los insectos, si no resultaba se intentaba con otra y así hasta encontrar alguna. Así se descubrió la propiedad insecticida del DDT, por ejemplo. En Suiza había un químico que intentó con cientos de sustancias hasta que probó el DDT y observó que aniquilaba a todas las plagas. Recién entonces se empezó a comercializar y a producir en forma industrial. Pero fueron años de búsqueda. En otros casos se toma inspiración de la naturaleza. Como todos los seres vivos interactúan unos con otros, las plagas pueden atacar una planta y ella misma produce sustancias insecticidas. Muchas veces, se trata de un conocimiento folklórico. Se sabe que con cierta flor, si es secada al sol, pulverizada
y esparcida sobre un cultivo, al otro día aparecen bichos muertos. Las flores son insecticidas desde hace
dos o tres siglos, pero recién a principios del siglo XX, cuando se contó con herramientas químicas para estudiarlas, se logró identificar qué sustancia producía el efecto insecticida. Mucho tiempo después se analizaron modelos para llegar a predecir cuáles son las estructuras importantes para tener actividad insecticida, y en base a eso se sigue avanzando. Prueba y error e inspiración natural son los dos casos fundamentales, así se llega a los insecticidas.
–Se habla de la resistencia de las cucarachas, ¿pero existe algún insecto para el que no se haya podido encontrar un veneno eficaz?
ejemplo, se reproducen muchísimo en períodos muy cortos. También tienen capacidad de cambiar. Después, los insectos alados pueden recorrer largas distancias y todas estas singularidades contribuyen a que sea muy compleja su erradicación. En realidad, nunca se logró erradicar ninguna plaga por completo. En la época del DDT se creyó que se podía lograr, pero nunca pasó y ahora ya no se habla de eso. Directamente está fuera de la mente de los investigadores. No se habla de hacer desaparecer a la plaga sino de disminuir el tamaño de la población hasta una escala en que el daño que ocasione sea muy bajo y ya no justifique tomar medidas de control. Es controlar la plaga, no eliminarla.
–¿Con qué casos de comportamiento extraño se encontró en su estudio de insectos?
De esa forma, el agente confirma si en esa casa hay vinchucas o no. También hay sustancias que repelen
a los insectos, que los hacen alejarse del lugar donde se está emitiendo el olor. En cambio, hay otras que los atraen, que logran que se acerquen al lugar de la fuente de emisión. Eso se utiliza también en el control de plagas. En muchos casos la hembra del insecto emite un olor (una feromona) y eso atrae al insecto, que percibe el olor para ubicar a la hembra y reproducirse. Lo que se ha desarrollado es la identificación de esos olores para fabricar trampas, como puede ser una superficie pegajosa. Este dispositivo libera el olor, que puede ser efectivo a cientos de metros, incluso a kilómetros de distancia porque los insectos son muy sensibles y tienen el olfato muy desarrollado. El macho que está lejos, huele, va y se lleva una sorpresa… Es otra forma de controlar plagas.
–¿En qué especie está trabajando ahora?
–¿Cómo vincula su trabajo de biólogo con la divulgación científica, a la que se desvaloriza del lado científico y se la ignora del lado literario?
–El ensayista Pablo Capanna, en el prólogo de No te comerás a tu prójimo, señala que la divulgación
puede cumplir la función de "democratizar el conocimiento"...
está financiada por el Estado. Hay otro aspecto importante: ahora hay pseudociencia por todos lados, y en general es lo que más llega a la gente; cosas que no tienen fundamento científico que se disfrazan y se difunden mucho. Divulgar la ciencia también tiene que ver con brindarle herramientas a la gente para que, dentro de sus posibilidades, sepa discernir entre lo que es y no es ciencia.
–Su interés por la ciencia ficción, ¿tiene algún anclaje en su trabajo con la biología?
–¿Por qué razón se subestima tanto la ciencia ficción como género literario?
algunas obras y autores deslumbrantes. Está Philip Dick, que todo el tiempo borra el límite entre lo real y lo que no es, con hechos que transcurren en la mente de una persona, por citar a uno.
–¿La ciencia ficción tiene más que ver con estas preguntas que puede generar en el presente?
–Mucha gente le exige a la ciencia ficción más de lo que debería ser. Por eso, están los que se fijan si las predicciones de algunos escritores se cumplieron; aunque no importa si se cumplen o no, lo bueno es que plantea algo que es verosímil y puede hacer pensar acerca de un elemento, aunque nunca sea posible. No hay que perder de vista que se trata de ficción y no de ciencia.