Varios incidentes, varias víctimas fatales

¿Por qué es tan peligroso volar en San Fernando?

Es uno de los aeropuertos más activos del país y en los últimos meses fue protagonista de emergencias y accidentes.

Más de 30 hangares, 54,030 metros cuadrados de pistas, más espacios de estacionamiento de aeronaves que aeroparque y con dos docenas de empresas, entre escuelas de vuelo, taxis aéreos y talleres de mantenimiento lo convierten en uno de los aeropuertos con más actividad de nuestro país.

El Aeropuerto Internacional San Fernando es el tercer aeródromo en importancia de la zona, luego de Ezeiza y el Aeroparque Jorge Newbery, el más concurrido dentro de la Provincia de Buenos Aires. Vuelos privados de cabotaje, de instrucción, vuelos de prueba y puesta a punto de aeronaves son algunas de las tareas que se realizan además de contar con los helicópteros de Prefectura apostados en el lugar, aduana, policía aeroportuaria y bomberos.

Más allá de la gran actividad del aeródromo, intensificada en el 2006 a raíz del cierre del aeropuerto de Don Torcuato, en los últimos meses San Fernando captó la mirada por una seguidilla de incidentes que dejó como saldo varios muertos y varias aeronaves destruidas.

Días atrás, el 2 de diciembre, un Piper PA- 38 Tomahawk se precipitó a tierra en Tigre en el predio de Radio Nacional ocasionándole la muerte a sus dos ocupantes. Poco tiempo antes, en agosto, un Cessna se declaró en emergencia luego del despegue desde San Fernando y realizó un aterrizaje brusco cerca del barrio privado Nordelta. A mediado de este año, un Beechcraft King Air evitó la tragedia gracias a la pericia de la piloto quien sin tener la rueda de nariz logro aterrizar sin mayores daños.

Hoy la fatalidad se hizo presente en un biturbohélice Piper PA-31T Cheyenne matricula LV-MYX perteneciente a la empresa Aviacenter y que recibía mantenimiento en los talleres de Aeromecánica en San Fernando, desde donde hace 15 días realizó el último vuelo sin registrar “ninguna novedad”, según informaron a 24CON desde la empresa de mantenimiento.

“Era un avión nuevo, la célula y las turbinas no tenían más de 350 horas de vuelo, y no volaba mucho. Según el plan de vuelo despegó alrededor de las 6 de la mañana hacia una localidad de Entre Ríos, pero cayó poco después de despegar, estaba full de combustible por eso se incendió” explicó a 24CON personal de Aeromecánica quien confirmó que los pilotos Javier Herrero y Werner Wikler fallecieron en el acto “con los cinturones de seguridad abrochados” después de que con la punta del ala tocara una columna de alumbrado.

La Junta de Investigaciones de Accidentes de Aviación Civil (JIAAC), el ente oficial que analiza todos los incidentes y accidentes aéreos, está realizando pericias en el lugar del impacto y solicitó a todas las empresa que hallan tenido relación con el avión siniestrado que entreguen copias de sus registros e informes sobre reparaciones y operaciones realizados sobre el Piper.

 

18 de diciembre de 2008

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