El error de Montoneros que engendró a La Bestia
El autor de Operación Traviata, Ceferino Reato, cuenta qué provocó el golpe de Estado de 1976.
Ceferino Reato/ Sudamericana
La primavera ya había llegado a mil novecientos setenta y tres, cuando el cuerpo del sindicalista “preferido” de Perón, José Ignacio Rucci, fue encontrado perforado de balas. Tantas, que a la investigación se la tituló "Operación Traviata", en semejanza a las galletitas repletas de agujeritos.
Treinta y seis años después, Ceferino Reato, escritor, periodista de Diario Perfil, autor del best seller: Operación Traviata (2008), subía las escaleras de lo tribunales para declarar en una causa que se había reabierto a consecuencia de su obstinada manera de recuperar pedazos de la historia argentina.
Esta vez, Reato vuelve a la carga con un caso, que si bien ya lleva cientos de hojas y años en los armarios de la justicia, posee aristas que hasta hoy, permanecían del lado de las sombras y que, no debería sorprendernos, terminen abriendo nuevas fojas en la Justicia.
Con el estilo novelesco y el rigor periodístico ya probados, Ceferino cuenta el ataque más espectacular de la guerrilla peronista, la primera acción armada de Montoneros contra un cuartel, el Regimiento de Infantería de Monte 29, en Formosa.
Fue el 5 de octubre de 1975, durante el gobierno constitucional de Isabel Perón, y se bautizó “Operación Primicia”. Como consecuencia de este asalto, en el que murieron doce guerrilleros, diez conscriptos, un sargento, un subteniente, un policía y tres vecinos, todos peronistas, los militares fijaron la fecha del golpe del 24 de marzo de 1976.
¿Por qué el título de Operación Primicia? Parece una operación de prensa, o un nuevo reality, ¿no?
Fue el nombre que le dieron los Montoneros al ataque. Un periodista que perteneció a Montoneros me explicó: “Nosotros queríamos que se vea a la operación como algo nuevo”. Parece un título periodístico, si. Primicia fue un bautismo de fuego del ejercito Montonero donde usaban su uniforme azul, antes no habían realizado acciones militares.
¿Qué fue lo que llevó a la cúpula de Montoneros a dar un golpe tan “desatinado”?
Los Montoneros vieron que el golpe militar era inevitable. Frente a esa situación ellos quisieron inclinar la opinión popular a favor de ellos. Los documentos hablan de la intención de dar un salto militar. Hasta ese momento siempre se había pensado en una alianza con sectores nacionalistas del ejército.
¿Acaso no se trató del montaje de un escenario previo e ideal para la llegada de la atroz represión militar?
No creo en la teoría de los dos demonios. Yo creo que hay actores que toman decisiones y a veces son equivocadas. El error fue que ellos pensaron que los soldados no iban a resistir. Ellos tenían a alguien adentro que les dijo que los soldados no iban a presentar combate. Pero murieron veinticuatro personas. Doce guerrilleros y doce soldados.
¿Los Montoneros subestimaron la capacidad de los soldados formoseños?
Hay un error de interpretación de la clase social del enemigo, por parte de Montoneros. Los formoseños parecen apocados, Pero ellos tienen un concepto de patria. Hay una cuestión de argentinos que no comprendieron a otros argentinos.
El autor de esta desgarradora crónica aborda también la política de Derechos Humanos. Al descubrir que la mayoría de los guerrilleros muertos fueron incluidos en las nuevas listas de desaparecidos y que sus familiares han sido cuantiosamente indemnizados, mientras que los padres de los conscriptos reciben una mísera pensión: “Es una paradoja: una causa que empieza con un ataque termina con indemnizaciones”.
El revés de la Paradoja
“Hay tres casos para destacar. Cuando vuelven los oficiales se organizan patrullas y matan a tres vecinos que no tenían nada que ver con esto” explica Reato.
Dejando veinticuatro cadáveres tibios los sobrevivientes huyen al aeropuerto , toman un boeing 737 de Aerolíneas y aterrizan en una estancia en Rafaela.
Sin tener en cuenta la fuga total de los Montoneros, los suboficiales salen a la caza de terroristas por los barrios aledaños y terminan matando a tres personas que no tenían nada que ver. “Uno se llamaba Celso Pérez tenía quince años. El otro era un policía de nombre Felipe Ibáñez. Y El tercero era un joven, Mamerto Cáceres. El ejército siempre los consideró como guerrilleros. Si los organismos de derechos humanos quisieran, podrían reclamar esto”.
Operación Primicia aporta una perspectiva lúcida y polémica que seguramente no complacerá a los implicados, pero que recompone la memoria de los argentinos y conmoverá a los lectores. Sacude con respuestas, pero por sobre todo con nuevas preguntas.